Los recientes acontecimientos en Oriente Medio han demostrado, una vez mas, la enorme dependencia de la civilización moderna del petroleo, que, en el caso de Colombia, constituye hoy en día el motor de la economía colombiana por ser el principal generador de renta externa por encima del café. Y es, también, la fuente principal de rentas para las regiones, bien a titulo de regalías por su exportación, o por contribuciones fiscales en las distintas fases de su proceso.
La industria petrolera, plenamente consolidada y en creciente expansión, tuvo que afrontar a lo largo del siglo XX numerosas dificultades, unas propias de la complejidad que supone encontrar petroleo y otras de carácter jurídico, político, económico y hasta de orden publico.
Desde 1985 a la fecha la industria de hidrocarburos, en su fase de transporte, ha sufrido numerosos ataques, lo que, sin embargo, no ha desanimado a sus buscadores, cuyos mas remotos registros históricos nos llevan al siglo XVI, momento durante el cual la hueste comandada por Gonzalo Jiménez de Quesada llego al lugar conocido como La Tora, sobre el río Magdalena, donde habitaba la comunidad de los Yariguíes. En este sitio, en donde se encuentra hoy Barrancabermeja y las instalaciones industriales mas importantes de Ecopetrol, la expedición española hallo ese liquido negruzco que brotaba de la tierra y que los indígenas usaban, a manera de ungüento corporal, con propósitos medicinales.
Del petroleo hubo también vestigios en otros sitios del territorio colombiano, como en La Gueajira, en Putumayo, en la región del Catatumbo y en las cercanías del Lorica, regiones, especialmente la ultima, que se vinculan a los orígenes de la industria petrolera gracias a la visión de personajes como Manuel Armella, Diego Martínes, Juan de Dios Pasos, Carlos Vellojín y Prisciliano Cabrales, quienes realizaron los primeros trabajos de búsqueda de petroleo en el país. Y lo hicieron en territorios que habían pertenecido a comunidades indígenas de los actuales departamentos de Córdoba, Bolívar y Atlántico.
Por los años en que empezó a desarrollarse lo que se ha denominado 'la fase costeña de la industria', concretamente en 1905, se expidió el Decreto 34 por el cual se confería al Ejecutivo autorización para otorgar privilegios en las construcciones de canales, explotación del lecho de ríos y canteras, depósitos de asfalto y aceites minerales. Este Decreto fue ratificado por la Ley 6 del mismo año, en cuya vigencia el gobierno otorgo a Roberto De Mares una concesión para la explotación de yacimientos en las áreas de Carare y Opón, justamente donde Jiménez de Quesada había visto manaderos de crudo. También en 1905, el gobierno concedió a Virgilio Barco Martínez permiso para la explotar fuentes de petroleo en el actual departamento de Norte de Santander.
En la primera de estas don concesiones se descubrió el campo Cira-Infantas, que tras sucesivos traspasos quedo finalmente en manos de la Tropical Oil Company, cuyas acciones pertenecían a la Standard Oil de New Jersey. Finalmente, luego de numerosas disputas legales que involucraron a importantes personalidades de la vida nacional, esta concesión volvió al estado en 1951, siendo manejada por lo que hoy se conoce como Ecopetrol, que fue creada por el gobierno en 1948 con ese propósito.
Luego de la firma de las concesiones de 1905, el país se preocupo por encontrar un marco legal adecuado para el desarrollo de la industria, lo que implica resolver dos cuestiones sustanciales: la propiedad el subsuelo, por una parte, y si el recurso debía explotarse por el estado o por inversionistas particulares. No fue fácil. La disputa con Estados Unidos con motivo de la perdida de Panamá genero numerosas controversias sobre la presencia de petroleras de ese país en el nuestro, con la dificultad consecuente para adoptar normas que resolvieran el tema del marco de la contratación petrolera.
En la década de 1920, y tras la Ley 120 de 1919, se expidieron regulaciones que no pusieron punto final al problema. En 1928 empezó a discutirse lo que con el tiempo llegaría a ser la Ley 37 de 1931, una de las mas debatidas en la historia del Congreso colombiano: con ella empezó a definirse el marco del desarrollo de la industria petrolera. No se acogió entonces la formula propuesta de que el recurso se explotara por el Estado, que se encontraba en imposibilidad económica de hacerlo. Se llego a la figura de la concesión como la mas adecuada para la estructura económica del país en ese momento. Esta ley y sus decretos reglamentarios se recogieron en 1953 en lo que se conoce con el nombre propio de “ Código de Petróleos”.
La figura de la concesión así definida implico que llegara al país algunas de las compañías mas reconocidas mundialmente, que se hicieran titulares de contratos, la mayoría de los cuales revirtieron a Ecopetrol.
El contrato de concesión, que implicaba para el Estado una participación en las regalías, en el producto bruto y en lo que se conoce como cánones superficiarios, implicaba una seria de tramites gubernativos excesivamente lentos y tediosos, y la posibilidad de congelamiento de áreas sin la obligación que hoy tienen las compañías de ejecutar en ellas trabajos exploratorios. Esta circunstancia, unida a una seria de fenómenos mundiales, hizo que el gobierno del presidente Carlos Lleras Restrepo presentara un proyecto que se convirtió en la Ley 20 de 1969. En el articulo 12 autorizo al gobierno para declarar reserva nacional cualquier área petrolífera del país y aportarla, sin ejecución al régimen ordinario de contratación y licitación, a Ecopetrol.
El propósito de reservar la administración de los hidrocarburos nacionales a Ecopetrol era que esta empresa los explotara directamente o en asociación con el capital nacional o extranjero. Nació así el sistema contractual de asociación, que tubo su primera manifestación poco después de expedirse la lay al suscribirse el contrato con la Texas Petroleum Company, de donde resultaron los descubrimientos gasiferos de Chuchupa y Ballenas en La Guajira.
En 1974, y durante la vigencia del estado de emergencia económica, se expidió el Decreto Legislativo 2310, cuyos dos primeros artículos modificaron el sistema vigente hasta entonces para la exploración y la explotación de los hidrocarburos, reemplazando el sistema de concesión por el de explotación directa a cargo de Ecopetrol o por el de “contratos de asociación, operación, de servicio o de cualquier otra naturaleza, distintos de los de concesión celebrados por dicha empresa, con personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras”
Gobiernos posteriores ajustaron la política de asociación entre estado y capital privado, lo que permitió el incremento del numero de contratos firmados, el consecuente incremento de pozos exploratorios y, como corolario necesario, el descubrimiento de otros dos campos gigantes: el de Caño Limón, en 1983, y el de Cusiana Cupiagua, en 1991.
A mediados del 2003 el gobierno nacional expidió el Decreto 1760, mediante el cual se creo la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), con el propósito de administrar y regular los recursos hidrocarburíferos, competencia que dejo de ser ejecutada por Ecopetrol, que hoy opera en igualdad de condiciones con las diferentes petroleras de Colombia.
En 2004 se aprobó el nuevo modelo de contratación petrolera, lo que le permitió a la Agencia firmar el primer acuerdo el 13 de agosto de ese año. Comenzó así una nueva etapa en el desarrollo de la industria petrolera en Colombia, la que ha mostrado hasta el día de hoy muy buenos resultados.
By Gabriel Munera ;)